Ganadores del Concurso de Escritura “Artículos”

Queridos lectores, queremos contarles que tras una convocatoria que realizamos hace ya unos meses, con el objetivo de premiar el mejor artículo escrito y publicado en nuestro Semetabaj, el pasado domingo 6 de septiembre tuvimos a bien presentar a los ganadores de dicho concurso. Hemos de agradecer a todos nuestros escritores ya que pusieron todo su esfuerzo para dejar plasmados sus escritos en nuestro querido periódico.

Sin duda para el P. Eleobardo Tuyuc, Luis Ortiz y Bartolo Chavajay, quienes encargaron de la elección de los trabajos presentados, no fue nada fácil elegir a los ganadores.

Los Artículos ganadores son: el Primer Lugar corresponde a “Del Fusil a la Cruz”, escrito por Santiago Saquic, seminarista de Cuarto de Teología; el Segundo Lugar corresponde a “La Obediencia Ordenada al Bien” escrito por Edgar Yovani Loch Ajsac, seminarista de tercero de teología. Felicidades para los ganadores.

Por otro lado, queridos lectores, queremos pedirles disculpas por haber dejado por un tiempo los trabajos que realizamos para la edición de este periódico.

Equipo del Semetabaj

Eufemio Hermógenes López Coarchita, Martir de Guatemala

Semetabaj No. 393

Agosto 2009

Así fue el Padre Hermógenes

El padre Hermógenes fue un hombre de fe, que luchó por la libertad, la verdad y dignidad de sus feligreses; fue aquel pastor que, a ejemplo de Nuestro Señor Jesucristo, defendió a sus ovejas ante las ambiciones de algunos que querían dañarlas; sin duda fue testigo de pobreza, no solo material, sino también espiritual, vió las necesidades reales y abrió su corazón a Dios; se entregó de lleno al prójimo; luchó hasta dar su vida derramando su sangre. El padre Hermógenes murió asesinado, por aquellos que no quieren el bien de la humanidad.


El Padre Eufemio Hermógenes López Coarchita nació el 16 de mayo de 1,928, en Ciudad Vieja, Antigua Guatemala. Hijo de Ángel López Hernández y de Victoria Coarchita Santa Cruz.


Realizó sus estudios de primero a cuarto grado, en Ciudad Vieja. De quinto a sexto grado en el colegio “La Enseñanza”. Al terminar primaria ingresó al Seminario Conciliar de la Arquidiócesis. Cuando terminó sus estudios en latín y filosofía en Guatemala, pasó a cursar los estudios de Teología en el Seminario de San José de la Montaña, en El Salvador. Recibió el orden sacerdotal de manos de Monseñor Rossell y Arellano, en la santa Iglesia Catedral de Guatemala el 7 de noviembre de 1,954. Inmediatamente después lo nombraron director espiritual del Seminario conciliar de la Arquidiócesis.

Entre los cargos de vida parroquial que desempeñó en sus primeros años de sacerdocio, podemos mencionar: la Capellanía de la Iglesia Nuestra Señora de Fátima, en la zona 2 de la capital. Fue párroco de Dueñas, de la Florida de la zona 19. Por otro lado, en el pre-seminario de Santiago, desempeñó los cargos de profesor y director espiritual. Y finalmente, en 1,966, fue nombrado párroco de San José Pinula, regando con sus sudores y su generosa sangre a toda esa comunidad parroquial.


Al entregarse a Dios, necesariamente se entregaba al hombre que sufre, al pobre, al oprimido, al despojado, al marginado. Su espiritualidad era sencillamente vivir de Dios, vivirlo en el servicio al prójimo, y dar su vida por las ovejas. Para el Padre Hermógenes no podía haber tregua ni descanso mientras no hubiera justicia, mientras no hubiera paz, en aquella porción de la Iglesia encomendada a sus cuidados de pastor. En todas las comunidades de San José Pinula resuena el nombre del Padre Hermógenes y su recuerdo vive en la mente y en el corazón de muchos que lo conocieron en vida –su ternura, su amor, su desprendimiento, su abnegación, su entrega-.


Era tan cristianamente desprendido que se negaba a cobrar sus honorarios por sus servicios religiosos, “no se preocupe” sería una de sus frases más comunes. Escenas frecuentes eran estas: en una misa de funerales, al final, después de haberse recogido la colecta tomaba el padre la canastilla con el dinero y lo depositaba en las manos de los familiares del difunto diciéndoles: “para los gastos que faltan”.


El peregrinar del padre Hermógenes por esta tierra fue muy corto. El 30 de junio de 1978, a las nueve y media de la mañana, en su pick-up de trabajo pastoral, regresaba el padre, camino a la aldea San Luis, ya que habían solicitado sus servicios para la atención de un enfermo, servicio al que jamás se negó, sea la hora que fuera, de día o de noche. Cerca de ese lugar lo estaban esperando para cometer un terrible crimen. El padre recibió varios tiros de escopeta, coronado con el “tiro de gracias” en la frente, el padre Hermógenes murió instantáneamente. Le quitaron la vida, pero definitivamente el sigue vivo con su ejemplo, su recuerdo y su palabra, que es la misma Palabra de Dios.


Carlos Encarnación Xamínez Yac

Experiencia Pastoral en San José Pinula

El pasado 27 de junio, tuvimos la gran oportunidad de tener una bonita experiencia en San José Pínula, tierra del recordado Padre Hermógenes. Estos cuatro días de pastoral fueron de gran importancia para nosotros por que, pudimos experimentar y vivir con la gente muy sencilla, de esa localidad.

Esta pequeña pastoral lo realizamos junto con los alumnos de segundo de teología, que en realidad nos fue bien compartir con ellos que no son del mismo curso. Esto nos puede servir de mucha importante porque, uno se da cuenta de muchas cosas de que aprender del otro compañero ante el buen ejemplo que nos impulsa a que las cosas se puedan realizar bien, para que después se puedan ver los frutos tanto material como espiritual.

Antes de partir a San José Pínula, estábamos tan ilusionado, por llevar a cabo la pastoral, por que no era simplemente el hecho de salir de nuestras actividades cotidianas sino más bien, era de ir a conocer el testimonio de un hombre que supo entregar su vida a Dios totalmente y al servicio del prójimo y ante todo por dar su vida por el bien de los demás y que fue un hombre quien dejó huellas en dicho municipio y ante todo quiso dejarnos un gran regalo para nuestra Guatemala. También era un momento para ir a conocer otros ambientes distintos a la nuestra, tanto en lo material y en lo espiritual, por el cual el viaje, no se nos hizo complejo, por que durante el camino íbamos bromeando, contando chistes y cantando y, cuando nos dimos cuenta ya íbamos a llegar a San José Pínula a eso de la una de tarde, con un exagerado calor que hacía en ese lugar; pero lo curioso es que todos manifestaban en el rostro un espíritu alegre.

Al llegar a San José Pínula, el padre Carlos Pirir, junto a otras personas nos esperaban con gran ilusión, e inmediatamente cuando bajamos del bus se acercaron hacía nosotros y lo primero que hicieron es tomarnos una fotos y videos seguidamente nos dieron la bienvenida, t en ese mismo momento nos invitaron a un delicioso almuerzo; mientras comíamos el Padre Carlos, nos dio la respectivas indicaciones y recomendaciones de lo que íbamos a realizar en las comunidades y después del suculento almuerzo, los catequistas ya nos estaban esperando para llevarnos a las comunidades a donde cada uno estaba destinado.

Como en esas comunidades no había tanto accesos de buses nos fuimos en un camión donde las personas de esas comunidades. Al llegar a las aldeas, fue para muchos impresionante, porque el ambiente natural en que vivía la gente, era muy diferente a nuestra cultura.

Esta experiencia en primer lugar lo debemos a Dios, y en segundo lugar a Monseñor Gonzalo por darnos la oportunidad de conocer otro tipo de ambiente. Por tanto, la gente de esas comunidades tuvieron al Padre Hermógenes como un verdadero pastor, que supo orientar a la gente a través de la oración y del servicio incansable que realizó para bien de la iglesia .AL terminar la pastoral no dimos cuenta de que las familias de San José Pínula, son personas alegres y lo que buscan es estar siempre felices, no por medio de la riqueza material, sino más bien por seguir el ejemplo del Padre que les dejó una enseñanza de riqueza espiritual, que sin duda alguna son frutos del Él, de manera que lo recuerdan y tratan de vivir de acuerdo a su enseñanza según la imitación de Cristo.

Encarnación Bac Balan

Caminata en Honor al Padre Hermógenes


Desde hace veinte años, por iniciativa de nuestro actual Obispo Mons. Gonzalo, se han llevado a cabo ininterrumpidamente caminatas en honor del muy recordado padre Hermógenes. Cada una de las aldeas de San José Pinula salen desde muy de mañana rumbo al lugar donde se lleva acabo la misa de aniversario de la muerte del padre Hermógenes.

Este años como en los anteriores la caminata empezó desde las comunidades. A mi me tocó junto con otro compañero (Encarnación) la oportunidad de acompañar el recorrido de la aldea de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. La aldea del Socorro es la más lejana del municipio de San José Pinula, tiene aproximadamente 35 Km. De distancia. Salimos a eso de la una de la mañana para reunirnos con las demás aldeas de San José Pinula, en la aldea más céntrica llamada el Naranjo.

Antes de comenzar a caminar se quemaron dos bombas, la primera fue a la 1:00 y la otra fue a la 1:05, esto fue para salir ya cuando estábamos todos reunidos, entre ellos jóvenes, niños y adultos, en total fuimos aproximadamente 25 personas.

Durante el recorrido, la mayoría nos dispersamos, porque unos caminaron más rápido y otros más lentos. También durante el camino, fuimos alcanzando a otras personas de otras aldeas, que manifestaba gritos de júbilo y cantos de alabanza. Las personas que se quedaron atrás solo escuchaban el bullicio, sin embargo manifestaban esperanzas de poder llegar al lugar que se tenía previsto. Lo mismo sucedió con las otras comunidades, según comentaban otras personas sobre el recorrido. Lo que nos diferenció con las otras comunidades fue el horario de salida, porque no todos salimos a la misma hora, por el hecho de estar algunos más lejanos y otros más cercanos.

Por lo que se refiere a la llegada, el Padre Carlos ya había acordado con las comunidades que tenían que reunirse en el Naranjo a las 4:00 de la mañana. Algunos llegaron antes de la 4:00, otros se tardaron un poco en llegar, incluso hasta las 4:45. Mientras íbamos llegando nos recibían con cantos de animación, café y un delicioso pan. Estuvimos hasta las 5:00, hora de volver a retomar nuestro camino hacia el estadio municipal de San José Pinula. Lo que nos hacia falta por recorrer fueron aproximadamente 12 Km.

Para la caminata el párroco había mandado encargar que se hiciera una cruz alta por comunidad, en la que iba colocada la foto del padre Hermógenes, como símbolo de su martirio. Al salir del Naranjo las cruces se unieron e iban presidiendo la procesión. En el recorrido fuimos rezando, haciendo porras y dinámicas. Durante esta segunda parte de nuestro recorrido, en algunos de nosotros ya se manifestaba el cansancio, quizá porque las maletas eran muy pesadas o quizás porque no estábamos acostumbrados a caminar una distancia muy larga. Pero al fin llegamos al estadio, en donde nos estaban esperando otras comunidades rurales y urbanas más cercanas a San José, dándonos la bienvenida con una suculenta refacción.


Pedro Alonzo Montesino

Sobre la Homilía del Cardenal Quezada Toruño, en el Aniversario del Asesinato del Padre Hermógenes López


En el trigésimo primer aniversario de la muerte del Padre Hermógenes López Coarchita, la Iglesia de Guatemala, en agradecimiento al pueblo de San José Pinula ha celebrado la Santa Eucaristía en honor a la muerte del recordado Padre Hermógenes.


La celebración de la Eucaristía fue precedida por el Cardenal Rodolfo Quezada Toruño, y en la Liturgia de la palabra, el Cardenal, dio paso a su homilia: “Fraternalmente unidos recordamos este día al inolvidable siervo de Dios, Hermógenes López Coarchita, párroco de San José Pinula, cobardemente asesinado hace ya 31 años por defender los derechos de su gente con la verdad y con el evangelio en sus manos sacerdotales”.


En el desarrollo de su homilía, el Cardenal, resaltó la entrega del Padre Hermógenes. El Padre Hermógenes pertenece a esos numerosos sacerdotes, religiosos y laicos que a lo largo de la historia, por su amor a Dios y por su compromiso con los hombres, sobre todo con los más pobres, han donado generosamente su propia vida.

El cardenal, recordando el inicio del año sacerdotal hizo hincapié en la figura del Padre Hermógenes, recordándonos que en él descubrimos a un Sacerdote santo que entregó su vida a Dios y al bienestar de las personas que la Divina Providencia puso bajo su cayado. Es por ello que él permanece vivo entre los vecinos de San José Pinula, pues fueron ellos quienes se enriquecieron principalmente con su palabra, con su vida, y con sus obras.


Esto nos remite a pensar que él fue un pastor humilde, piadoso, sencillo, pobre, fraterno con sus hermanos sacerdotes. Esas virtudes nos revelan su espíritu de oración, su formación permanente, su amor por las Sagradas Escrituras, la alegría en la preparación de los niños para su primera comunión, a la catequesis de los jóvenes a la confirmación, la preparación cuidadosa y valiente de sus homilías, su madura obediencia a los superiores, y a sí mismo, impresiona su visita afectuosa y constante a los enfermos. El cardenal Rodolfo Quezada después de haber resaltado el diario apostólico del Padre Hermógenes, invitó a todos los sacerdotes a imitar el ejemplo vivo de este gran Sacerdote, ya que la vida pastoral de cada uno de los sacerdotes debe ser, de alegría, de entusiasmo y de una entrega total, por amor a nuestro Señor Jesucristo y por el bien de nuestra Iglesia al servicio del prójimo.


Policarpio Atz.

Una Vida que Deja Huella (Anécdotas sobre la vida del Padre Hermógenes)



Tuve la gran oportunidad de estar durante tres días en una de las aldeas de San José Pinula, llamada Río Frio, en donde pude compartir con personas muy especiales. Gente que tiene una fe muy grande, ya que viven con el ejemplo incomparable de aquél a quien ellos mismos llaman con el titulo de “santo”: el padre Hermógenes. Durante estos pocos días (tres) me encontré con personas que conocieron a este gran sacerdote, y quisieron compartir conmigo algunas anécdotas sobre él.

Lo primero que me hace reflexionar cada una de estas anécdotas es que el padre Hermógenes se distinguió por su cercanía y gran amor por las almas. Esto lo atestigua el hecho de que su propia vida ha dejado huella profunda en los corazones de todos aquellos que viven en San José Pinula.

Lo primero que contaré es un hecho que va de boca en boca de la gente, y es precisamente que cuando el Padre Hermógenes visitaba las aldeas, siempre regalaba dulces a los niños, adultos y a cualquiera que encontraba por el camino; pero lo misterioso es que, como me dicen muchas personas: “no entiendo como es que nunca se le terminaban los dulces”. Será que, ¿no era indicio ya de su santidad?, puesto que muchas de las personas cada vez que contaban esto concluían diciendo: “el padre es un santo”.

También cuentan que cada vez que él asistía a celebrar la Misa a esta comunidad, cuando ya le era imposible seguir su camino en su carro, los miembros de la aldea se peleaban por ir a traerlo a caballo, como me lo contó otra de esas personas, sin embargo el padre conocía bien a esta persona porque casi siempre él se le adelantaba a los demás y lo iba a traer. Decía esta persona: “muchas veces lo encontré y ya venia de camino y yo le decía: Padre, me hubiera esperado”, pero él me contestaba: “pidiéndole a Dios venia para encontrarte más allá y así poder hacer más sacrificio”.

Un señor de avanzada edad me contaba muy emocionado: “una vez vino el padre a mi casa y le dije: ¡padre, aquí tengo frutas para que las lleve!, le di como tres tipos de frutas. Él, muy contento, tomó una bolsa que llevaba y la llenó, pero al llegar a la Iglesia se las repartió a todos los niños que ahí estaban”. Con esto la gente miraba la generosidad que tenia el padre con los niños y con todos sin importarle quedarse sin nada.

Me decía una señora: “en una ocasión vi al padre llegar a la aldea con sus zapatos en sus hombros, y con su pantalón doblado hasta las rodillas y con sus pies llenos de lodo, esto me impacto mucho”. Con esto podemos ver que el Padre tenía celo por las almas, no le importaba si llovía o no, si tenía que caminar mucho o no. Lo que le importaba a él era atender al pueblo de Dios.

Tuve la oportunidad de visitar muchas familias de la aldea, y en esta ocasión me encontré con una señora que me contó que, cuando el padre visitaba su casa se sentían muy a gustos, especialmente por la confianza que mostraba a cada uno de los miembros de la familia. Ella me comentaba que cuando la encontraba junto al fogón torteando le pedía una de las tortillitas que aún se terminaban de cocer en el comal, la agarraba muy contento y se la comía con un poquito de sal.

Y así como estas hay muchas más anécdotas que contar, pero me las reservo. Al final solo puedo afirmar que en aquella gente de San José le tienen un gran amor y respeto al sacerdocio, y que la vida del padre Hermógenes es realmente un gran aliciente para todo aquel que quiera seguir el camino del sacerdocio, ya que el sacerdocio es “servicio y celo por las almas”, y el padre Hermógenes tenía ambos; para mi el padre Hermógenes es un gran ejemplo de sacerdote.


José Benedicto

Que Dice la Gente del Padre Hermógenes López Coarchita

El Padre Hermógenes López, es muy querido por todo el pueblo de San José Pinula y lo siguen recordando, aunque hace ya 31 años que ha partido de este mundo, sus recuerdos, sus anécdotas, sus consejos y su memoria están vivos y presentes en medio de su pueblo.



Toda la gente de las aldeas de San José Pinula, cuentan que desde niños guardan recuerdos especiales del Padre Hermógenes; la gente ya mayor son los que más recuerdan cómo era la persona del Padre. Y saben, por qué lo recuerdan. La gente cuenta que: “el Padre Hermógenes es un santo. Cuando lo teníamos con nosotros sentimos esa alegría y ese olor de santidad que llevaba en su corazón, y por eso lo queríamos mucho porque era un buen Padre. Cuando lo perdimos, cuando ya no lo teníamos, nos dimos cuenta de la gran falta que nos hacía. Pero para nosotros no ha muerto, para nosotros está vivo todavía, porque su presencia es más sensible entre nosotros. Nos ayuda más porque está en el cielo. ¡Un gran Santo!”


“El Padre Hermógenes era muy sencillo, humilde, cercano a la gente. No por nada le llamaban Padre. El Padre Hermógenes siempre nos trató como hijos, nos ayudó y nos defendió, él fue nuestro Padre de verdad, y aún nos sigue queriendo, porque nosotros sentimos que sigue viviendo y que nos protege. No hemos conocido a ningún otro Padre como él. Él era muy sencillo en sus palabras, pero sus palabras eran muy penetrantes, y por eso todavía lo tenemos muy presente en nuestros corazones. Nos quería a todos, no excluía a nadie. Acogía a todos los niños, jugaba con ellos, los abrazaba, los cargaba aunque estuvieran sucios.” Esto me lo contó una señora casi llorando, se llama María Alvizuris Muralles, una ancianita.


Otro señor decía: “el Padre Hermógenes vivió el Evangelio y entregó su vida por el Evangelio. Nos predicaba cuando éramos niños. Cada vez que venía a nuestra aldea se sentía la alegría. Fue un padre muy generoso con todos. El Padre Hermógenes murió por nosotros. Aquel hombre era santo de verdad, desde que vivía con nosotros; se mortificaba por nosotros; nos llegaba a visitar a cada poco a pesar de que nuestra aldea se encuentra lejos y sin carreteras, solo se podía venir a pie o a caballo. Él siempre llegó a pie a visitarnos y descalzo, haciendo sus penitencias. Nunca quiso que lo llegaran a atraer a caballo, muchas veces nos sorprendía su presencia en nuestra aldea. Todos los cristianos que ahora estamos en la Iglesia, en nuestras aldeas es fruto del trabajo del Padre Hermógenes.”


También la gente cuanta que le pedían que intercediera por ellos en sus enfermedades y en sus problemas, y lo dicen con tal confianza que el Padre les ayudaba. Desde entonces su presencia, sigue viva en sus corazones y sus familias.



Sin duda alguna el Padre Hermógenes fue amigo de todos; Padre de todos, y como él mismo lo dice en una de sus cartas: “mi condición de Sacerdote de Jesucristo, aunque indigno, me pide capacidad para amar y servir a todos, con alegría y prontitud, siguiendo su ejemplo, de no hacer distinción de personas dando un feliz testimonio de alegre sacrificio en aras del Evangelio.” Todo esto lo experimentó su pueblo.



La voz del pueblo dice: “El Padre Hermógenes fue un buen pastor, porque nunca dejó a su pueblo sin pastor, siempre estuvo con nosotros hasta entregó su vida por nosotros. Es un verdadero santo y pastor, no como los que están ahora que abandonan al pueblo”. Esto y mucho más lo que dice la gente del Padre Hermógenes.



Vicente Patzán

El relieve de San José Pinula



Proceso de Beatificación del Padre Hermógenes López Coarchita


Después de su muerte, el Padre Hermógenes, fue sepultado en el cementerio de San Lázaro en Antigua Guatemala. Inmediatamente se iniciaron las romerías del pueblo de San José Pinula y sus aldeas a su sepulcro, le llevaban gladiolas color Corinto que tanto le gustaban. Cada aniversario de su martirio, el pueblo de San José Pinula, ha dedicado un momento especial a su memoria. Todo esto fue observado por su familia: padres, hermanos, y ese testimonio de amor influyó para que el 30 de junio de 1989 sus restos mortales se trasladaran a su querido Pueblo de Pinula. Monseñor Penados del Barrio era entonces Arzobispo Metropolitano y Monseñor Factor Muñoz, Párroco de San José Pinula, junto con muchos otros hicieron que sus restos fueran colocados en la cripta donde hoy se encuentran, dentro de la actual Iglesia de la Parroquia de San José Pinula. Y con ese mismo amor vemos desfilar ancianos, adultos, jóvenes y niños visitando su capilla donde no faltan flores.

Este pueblo agradecido tuvo su recompensa, ya que en el año 2003, durante la celebración del 25 aniversario de su martirio, el arzobispo Metropolitano de Santiago de Guatemala, Monseñor Rodolfo Cardenal Quezada Toruño, solicitó públicamente al hermano Santiago Otero que iniciara la investigación para dar inicio al proceso de beatificación.
Al mismo tiempo, realizadas las consultas necesarias y reunidas la documentación requerida, el Señor Arzobispo hizo la petición formal a la congregación para la causa de los Santos, con el fin de obtener el “Nihil Obstat” necesario para la apertura del proceso diocesano de beatificación y canonización. Documento en el que se hace constar que en Roma no existe nada en contra para iniciar el proceso. Dicha Congregación Vaticana respondió positivamente, y el 27 de diciembre del 2007 se abrió solemnemente el proceso de beatificación y canonización del Padre Hermógenes López Coarchita, en la Catedral Metropolitana, celebración presidida por el Señor Cardenal Rodolfo Quezada Toruño. Desde ese momento el pueblo de Dios le da el titulo de SIERVO DE DIOS.

La causa de beatificación y de canonificación del siervo de Dios expuesta en el presente semetabaj, tiene como propósito que todos los católicos de Guatemala la conozcan y tengan la oportunidad de pronunciarse ha favor de dicho proceso. Esto ayudaría ha complementar el expediente que debe ser enviado al Vaticano después de concluida la fase diocesana del proceso, como es el deseo de todos los fieles de San José Pinula y de Guatemala, entera, para que un día el Señor nos conceda ver elevado a los altares al Siervo de Dios que tanto amamos.
Edgardo Alfredo Gonzáles G.

El Párroco de San José Pinula Ante el Problema del Agua (Extracto de una carta escrita por el Padre Hermógenes)

A LOS ESTIMADOS MAESTROS

Me inclino respetuoso ante Ustedes, por el importantísimo servicio que prestan a mi Patria; y concretamente a ustedes, queridos Maestros, que imparten sus enseñanzas a la niñez y juventud de nuestro Municipio. Dios les bendiga.

Ustedes tienen una voz poderosa y autorizada para descifrar a los educandos la palabra cultura, extrayendo de ella, conceptos como: sabiduría, ciencia, ilustración, civismo y muchos más con que se ennoblece la persona. Si dentro de esas acepciones, ponemos otras con filosofía de compromiso con la sociedad en que vivimos para conocer nuestros problemas y colaborar a su solución, ciertamente cabrá ahí mi preocupación del momento a favor del Pueblo, cuando les pido suplicante una palabra de urgente compromiso con la Comunidad, en orden a que NO sean conducidas a otro lugar, las aguas de una parte de nuestro Municipio.

A LOS VECINOS DE TODO EL MUNICIPIO DE SAN JOSÉ PINULA

por quienes sentimos serias expresiones en nuestra alma, convertidas en ideas de respeto, compromiso de servicio y esperanzas por un futuro lleno de progreso y de paz. Se precisa ante este problema del agua, la panacea producto del binomio Libertad y Dignidad, para convencernos de que esas aguas desempeñen un papel de suma importancia en la concepción ecológica de un San José Pinula: trabajador, honesto y serio que debemos defender.

Un poco de observación ante el fenómeno de la violencia de la que se duele la Patria, nos dice que nuestro San José Pinula, aporta una buena dosis de armonía y de paz al ambiente, aun cuando de armonía, sintamos todavía que tenemos desventajas, ya que como lo afirman lamentablemente notas de vencible idiosincrasia, se comenta en nuestro ambiente, que falta entusiasmo para la unidad y falta una nueva mística para una constructiva solidaridad. Quizás la postura de defensa que tomemos impidiendo que nos quiten nuestras aguas, nos descubra que sí tenemos sentimientos grandes para la unidad, suficientes para alejar emociones ancestrales de indiferencia, para ponernos todos al servicio de los intereses de nuestro Pueblo.

Y ¿qué tal si se ponen a observar con mente curiosa, qué cosa podrá sobrevenirle al pobre Párroco por esta humilde postura que asume a favor del tan querido Pueblo de San José Pinula? ¿Cómo se imaginan ustedes que actuarán la ambición cuando se llame política? ¿Cómo creen ustedes que actuará la codicia cuando se llame negocio? ¿Cómo sospechan ustedes que actuará la envidia cuando se llame calumnia? Tomemos, pues, bien severos el azote de la libertad y de la vedad y… examinémosles inmisericordes.
A LOS NIÑOS TAN QUERIDOS

Estoy convencido de que ustedes, queridos patojos, por razón de su corta edad, no ven ese problema del agua y hasta dirán un poco burlones, que ni siquiera les importa, ni les toca buscar solución. Y, ¡ni modo!, eso es cierto, porque no saben de qué problema tan enorme se trata. Cállense pues un ratito y… voy a contarles la cosa.
Unos señores muy ricos que no son de aquí de San José Pinula, quieren llevarse unos ríos que son de nuestro Pueblo o como quien dice, que son de nosotros y que sirven para bañarnos y para que haya verduras en la mesa a la hora del almuerzo y para que Dios ponga frutas en los árboles, de aquellas que ustedes traviesones se roban en la huerta de don Pedro o de don Juan o de don Lencho o de don Polo… Y quieren que les cuente ¿cómo harán para llevárselas? Bueno. Los meterían dentro de unos tubos largos, muy, muy largos, así de largononones y así se los llevarían. Eso se llama en lenguaje popular: “desvestir un santo para vestir otro”. Si ahora nos quitaran nuestras aguas, después, cuando a ustedes Dios los transforme en jovencitos, hablarían muy mal de nosotros los que ahora somos personas mayores, porque no quisimos oponernos a ese vilísimo despojo. De llegarse ese momento, ‒Dios no lo vaya a permitir‒, ojalá que ustedes sepan que sí hubo quiénes nos opusimos y quiénes no quisieron oponerse y hasta TAL VEZ como amigos (?) influyentes en el PUEBLO, hubieran podido ser el enlace servil entre compradores y vendedores; y Dios permita que nunca vayamos ni siguiera a imaginar que también entre compradores y Autoridades, porque entonces y ya desde estos días, esos amigos (???) serían los más viles enemigos de la dignidad y de los bienes de nuestro Pueblo. Pero, mejor recemos al Buen Jesús quien es muy amigo de ustedes los niños, par que no pase nada. Y rezar, será la cosa más urgente, valiosa y fácil.

A LA HIDALGUIA DE UN GRAN SAN JOSÉ PINULA

Un diccionario ideológico hará una lista de sinónimos tan amplia como para gastar varios minutos leyendo la definición de la palabra hidalguía. Dirá por ejemplo: calidad, esplendor, magnanimidad, nobleza, caballerosidad, distinción y varias líneas más por llenar. Si centráramos en esas palabras la hidalguía que queremos retratar entonces, el cartón de ese retrato, habría que cortársele con sus cuatro ángulos de burguesa medición. No es esa la hidalguía que invocamos.
Hagamos nosotros entonces, con perdón del autor de Don Quijote de la Mancha, nuestra propia definición y centrémosla muy dentro del círculo de nuestras propias realidades, y nos definiremos con una buena lista de nostalgias de lo que fue nuestro San José Pinula hasta antes de llegarnos el asfalto, y de entonces, para nuestros días, y sabremos, Primero: qué se hizo; Segundo: qué tenemos y Tercero: cómo deberíamos estar.
Dejemos a la historia, siempre amena, lo primero y lo segundo y de lo tercero, hagamos un peldaño para hacer un reto a nuestras reales capacidades y situándonos dentro de un sano argullito que sacuda solo nobles ambiciones, ocultemos por un momento nuestra cara ente las manos y meditemos en las palabras de Cristo: “¿De qué le aprovechará al hombre el ganar todo el mundo si pierde su alma?”.

Sí. Pero: ¿no nos podrá ayudar esa sentencia divina tomada humildemente en plano positivo, para poder hacer algo grande, pronto y de buena gana por nuestro San José Pinula? Si “ganamos todo el mundo” sin perder nuestras almas, sino asegurándolas en Dios, yo reo que nuestro Pueblo tendrá qué hablar el lenguaje de la dignidad con un poquito de mayor potencia, para que el eco fuerte de ese lenguaje, lo oiga nuestra libertad con nuevo rebote que examine sin complejos nuestros defectos manifiestos y nos permita intentar el poder hacer cálculos exigentes de lo que tenemos y de lo que humildemente podemos, para pasar del fenómeno del lamentar y del desear al emocionante del ser, poder y tener. ¿Por qué, pues, no es usted tan amable y acepta esta modesta invitación a esta clase de hidalguía? Ponga los ojos en su conciencia y escuche la palabras del Libro Santo cuando nos dice: “TODO LO PUEDO, EN DIOS QUE ME CONFORTA”.
E. Hermógenes López C.
Párroco.

Reliquias del Padre Hermógenes



Semetabaj no. 392
Sololá, Julio 18 de 2009

Pastoral en Tecpán


Uno de los objetivos que este Seminario se ha propuesto es “iniciar a los alumnos en una verdadera y propia sensibilidad del pastor, enseñándoles a asumir de manera consciente y madura sus responsabilidades, ayudándoles a que adquieran el hábito interior de valorar los problemas y establecer prioridades y medios de solución, fundados siempre en claras motivaciones de fe y según las exigencias teológicas de la pastoral misma” (Directorio para la formación sacerdotal, Pág. 60). Para cumplirlo nos sirve toda la preparación académica, nos ayuda la oración perseverante, nos estimula el trato con sacerdotes (formadores y los que trabajan en parroquias) pero sobre todo nos preparan las experiencias pastorales que se realizan en las parroquias, lugares inmediatos donde se despliega toda la acción pastoral del sacerdote. Es allí donde nos encontramos con la realidad del mundo en que vivimos, es allí cuando nos topamos con diversidad de personas, cada una con sus afanes, sus alegrías, sus penas, sus problemas pero todas con sed de Dios. Y es allí donde ponemos en práctica lo poco que aprendemos en las aulas. Este conocimiento académico se completa allí: en la acción pastoral ya que más que un “dar” es un “recibir” de los otros. Allí se aprende a ser pastor, sin menoscabar –claro está- las otras dimensiones de la formación.

Dentro de este plan de formación íntegro, se realizan a lo largo del año varias experiencias pastorales en las parroquias. Una de éstas la hemos llevado a cabo los alumnos de primero de Teología del 30 de mayo al 14 de junio en la Parroquia “San Francisco de Asís” de Tecpán. Nuevamente nos hemos unido a un grupo de seminaristas del Seminario Nacional de la Asunción, fortaleciendo los lazos de amistad, compartiendo los mismos ideales y deseos de ser sacerdotes. Fueron dos semanas llenas de optimismo, de ilusión y de alegría. Compartir y celebrar la fe con la gente ha sido nuestro orgullo. Estar al lado de ellos, escuchándolos, alegrándonos o sufriendo con ellos ha sido nuestra meta y ¡la hemos cumplido! En esto hemos querido ser como nuestro Maestro: en estar con la gente, sobre todo con los pobres, los humildes, los niños. Al mismo tiempo pudimos tener una convivencia agradable entre nosotros. Íbamos dos seminaristas de la Asunción y uno de Sololá.


La primera semana estuvimos en las comunidades más lejanas de la Parroquia (parte sur y sur occidente). Antes de salir hacia nuestros destinos, el día 30 de mayo, tuvimos la Misa de Pentecostés y la bendición de envío. Luego partimos acompañados de los dirigentes de cada comunidad.

El domingo intermedio (07 de junio) tuvimos una convivencia en un centro recreativo de Tecpán. Ese día, todos salimos de madrugada de las aldeas, ya que a las 6 de la mañana participamos en la Santa Misa presidida por Mons. Gonzalo con la comunidad parroquial. Al final de la Misa, monseñor nos fue presentando por Diócesis y recalcó la importancia de la misión.



Después de almuerzo partimos hacia las aldeas más cercanas, la mayoría de ellas situadas junto a la carretera Interamericana. Allí estuvimos hasta el domingo 14 de junio, día en que terminó nuestra experiencia pastoral con la Solemne Eucaristía de Corpus Christi, presidida por el párroco y luego con la magna e impresionante Procesión Eucarística que recorrió las principales calles de la ciudad, engalanadas para honrar a Jesús Eucaristía.


Terminada la procesión degustamos un suculento almuerzo ofrecido en la casa parroquial. Finalizado el almuerzo cada quien partió hacia su lugar de origen para pasar unos días con su familia.


Lo único que hicimos en estas dos semanas fue anunciar a Jesús, llevar su mensaje de liberación y salvación a los demás, invitando a acercarse a los sacramentos, animando a permanecer fieles en la oración, unidos a los pastores, unidos entre sí preocupados unos por otros a ejemplo de la primitiva comunidad cristiana (Cfr. Hch 2, 42) para dar testimonio de la única fuerza renovadora del mundo: Jesús.

Cristóbal Guillén





Una Experiencia Pastoral Inolvidable


Una vez más hemos realizado una experiencia pastoral, esta vez en la parroquia de Tecpán Guatemala, con los amigos seminaristas de la Asunción. Estas experiencias son bien importantes porque va ir a aprender más que a enseñar, teniendo en cuenta también que la pastoral es un medio de formación que nos prepara a la vida sacerdotal.


Realizar la pastoral con otros compañeros de distinto Seminario, parece un poco difícil al principio, por el mismo hecho de que uno no conoce la forma de ser de aquellos que serán sus compañeros y con quienes va a compartir durante el tiempo de pastoral. Pero con el paso del tiempo se quitan prejuicios y se crea un ambiente de amistad verdadera.


Pienso que estas experiencias pastorales con los seminaristas del Seminario de la Asunción, son muy importantes, porque así se pueden compartir experiencias e ideas vividas en distintos Seminarios y sobre todo compartir juntos el deseo de servir a los demás, el ideal de entrega y afianzar lazos de amistad favoreciendo la unión entre ambos Seminarios.


La organización de la pastoral fue querida y prevista por nuestro obispo. La pastoral nunca va ser pérdida de tiempo, sino, más bien, ayudará a cada persona que realiza estas clases de experiencias a ir descubriendo en la otra persona el rostro de Cristo. Durante las dos semanas que estuvimos en Tecpán, fuimos aprendiendo muchas cosas de las personas con quienes compartíamos, por ejemplo su forma de vivir en familia, en grupo y ante todo en comunidad. Las aldeas donde estuve, junto a dos amigos de la Asunción, se llaman “Chichoy” y “Paxorotot”. Estas comunidades tienen grandes riquezas en cuanto a sus paisajes. ¡Quién podría creer que en esos lugares había patrimonios de bosques donde se pueden pasar momentos alegres!


Es por eso que las catequesis las impartíamos al aire libre con el fin de enseñar a los niños, jóvenes y personas adultas a rezar y a darse cuenta de cuanto es el amor que tiene Dios para cada uno. Esta experiencia les gustó a las personas, que creían que sólo en la iglesia (el templo) se podía hacer oración. Además, también pasamos momentos agradables haciendo deporte, dinámicas y mucho más.


Finalmente, la pastoral nos ayudó a darnos cuenta de las necesidades de la gente, su sed de un Dios más cercano, más personal que habita aquí, junto a nosotros. Esto nos fortalecido más en nuestra vocación.


Encarnación Bac Balán



Una Experiencia Pastoral Fuera del la Diócesis

Los alumnos de segundo de filosofía realizamos una experiencia pastoral en la Parroquia de santa Catarina de Alejandría, en la Diócesis de san Marcos, junto a los seminaristas del seminario La Asunción, también ellos alumnos de segundo de filosofía.


Estuve en una aldea llamada Buena Vista las Flores, una aldea relativamente grande, a cuarenta minutos del pueblo, con doscientas familias donde la mayoría de los hijos han emigrado a otro país. De estas familias, un buen número participan en la Iglesia Católica. Sin embargo existe gran cantidad de sectas quienes tienen un buen porcentaje de la población. La gente carece de formación doctrinal, y además desconocen la persona del sacerdote; con este dato usted, amigo lector, ya se hace la idea de como anda la aldea.


Una de las actividades de la pastoral de las dos semanas fueron las visitas a familias en sus hogares por la mañana, como también a escuelas e institutos de enseñanza media, que por cierto nos recibieron muy bien.


En realidad fue una bonita experiencia, aunque me costó adaptarme al clima, pues allá hace mucho calor y algunos bichos interrumpían el descanso por la noche, pero... En fin, algo que también quisiera mencionar es que las personas de esa aldea prometieron que rezarían por los seminaristas de ambos Seminarios, lo cual es algo que nos reconforta y nos anima.


Carlos Sipac.

Llegamos a Catarina, municipio del departamento de San Marcos, a las once de la mañana, el día 30 de mayo. Media hora más tarde, tuvimos la reunión con el P. Guadalupe, párroco de dicha parroquia, quien nos explicó la situación de cada aldea y además nos dio el programa para los quince días.


Me tocó ir a una aldea llamada La Muralla, junto con Felipe Chial, que también estudia el segundo año de filosofía en el seminario de la Asunción. Fueron quince días de ardua labor pastoral. Por las mañanas visitábamos a las familias, algunas de ellas estaban un poco lejanas y había que caminar más o menos media hora de una casa a otra. Por las tardes teníamos reunión con los niños, con quienes después de compartir una charla, teníamos un intenso partido de fútbol. Los días martes, jueves, sábados y domingos, teníamos reunión con la gente mayor, y al terminar, la Celebración de la Palabra. La asistencia a ésta era muy poca, pues habían muchas personas que vivían lejos del centro de la aldea. Fueron quince días también de gran calor, pues era una región de boca costa.


Terminamos nuestra pastoral el domingo 14 de junio con la solemnidad de Corpus Christi; fue una experiencia muy bonita y que agradezco a Monseñor Gonzalo el darnos la oportunidad de vivirla.


Néstor Jesús.