San Pablo y sus Cartas

Lo que sabemos de la vida del apóstol san Pablo es gracias a lo que el libro de los Hechos de los Apóstoles nos narra y lo que el mismo Pablo relata de sí mismo en sus cartas. Según Hechos 22,3, Saulo nació en Tarso de Cilicia entre el año 10 y 15 d. C.

Pablo era judío, de padres judíos y en Jerusalén siguió las lecciones de Gamaliel, un prestigioso rabino, para estudiar la Ley de sus padres (cf. Hch 22,3; 5,34ss). Él mismo se tiene por un fariseo apasionadamente aferrado a las “Tradiciones de sus padres” (Gál 1,14; Flp 3,5-6). Todo eso explican que no tardara en tomar posiciones contra la “nueva herejía” que se estaba divulgando en toda la región de Palestina (cf. Hch 24,14) y se convirtiera en uno de sus más tenaces perseguidores (1Cor 15,9; Gál 1,13; Flp 3,6). Cuando ocurre la lapidación de San Esteban en Jerusalén, Saulo era un “joven” (cf. Hch 7,58) pero ya aprobaba tal hecho (Hch 8,1).

Pero la revelación de Cristo glorioso que le fue otorgada en el camino de Damasco (Gál 1,12; 1Cor 9,1; 15,8) transformó por completo su vida. Este encuentro con el Señor resucitado le cambió el rumbo de toda su vida y pasó de perseguidor a servidor de Cristo. Su conversión se debió de dar entre el año 34 y 36 d. C., y después de volver de Arabia, ya convertido al cristianismo, se estableció por tres años en Damasco ejerciendo un primer apostolado cristiano.

Un hecho importante que merece la pena ser subrayado es que para asegurarse de la validez de su trabajo apostólico, se dirige a Jerusalén para conocer a Pedro (Gál 1,18) y sólo después de este encuentro con la cabeza de los apóstoles, Pablo se dirige a Siria y a Cilicia (Gál 1,21) para dedicarse por completo a la misión evangelizadora.

San Pablo es uno de los grandes Apóstoles y maestros que el cristianismo haya conocido. Su trabajo misionero significó una expansión extraordinaria de la cristiandad en el mundo gentil de los pueblos del Asia Menor y Europa. La predicación del Evangelio de Jesucristo se fue abriendo camino en todas aquellas culturas hasta impregnarlas completamente con el espíritu evangélico.

En su trabajo evangelizador tienen gran importancia sus cartas. Éstas, son principalmente apostólicas, es decir, están por completo al servicio de su trabajo misional. Sus cartas se dirigen a las comunidades que él mismo había evangelizado, excepto la comunidad romana, puesto que ya había cristianos antes que Pablo llegara por primera vez a Roma. A estas comunidades las exhorta, amonesta e instruye por medio de sus cartas. En ellas se expresa la vigorosa personalidad de su autor como hombre de acción y no de escritor. Las cartas son redactadas en una situación bien determinada, unos personajes determinados y con una misión precisa. En sus cartas, Pablo intenta configurar la vida concreta con la fuerza del conocimiento teológico profundo, pero el poder de convicción se lo proporciona ante todo la relación de la teología con la vida real. Presenta una teología combatida, la verdad que predica es discutida, negada y combatida.

Hay catorce cartas bajo el nombre de Pablo, pero estudios recientes acerca de la carta a los Hebreos, se inclinan más a considerar que esta carta tiene un autor distinto de Pablo.

Las otras trece no aparecen en el canon según el orden en que fueron escritas, sino que están ordenadas de modo que aparecen las cartas enviadas a comunidades (Roma, Corinto, a la región de Galacia, etc.) y dentro de este criterio, según su extensión en orden de mayor a menor.

Las cartas se dividen en cuatro grandes grupos: 1) Las grandes cartas (Rom, 1Cor, 2Cor y Gál), todas las cuales fueron escritas durante el tercer viaje misionero (Hch 18,23-20,4) entre el año 53 y 58. Estas cartas son las que contienen realmente las ideas fundamentales de la teología paulina. En Éfeso donde Pablo permaneció dos o tres años redactó la carta a los Gálatas y 1Cor; en Macedonia (Hch 20,2ss) redactó 2Cor y en Corinto (Hch 20,2ss) redactó la carta a los Romanos. 2) Las cartas de la cautividad (Ef, Flp, Col, Flm), redactadas durante la primera cautividad romana del apóstol (Hch 28,30ss) y que duró alrededor de dos años. 3) Las cartas pastorales (1Tim, 2Tim y Tit), fueron redactadas entre el año 62 y 66. Se ubican en la época posterior al primer cautiverio romano del autor; 2Tim se escribió durante la segunda prisión de san Pablo en Roma entre el año 66 y 67, prisión que terminó con el martirio del Apóstol. Las tres se ocupan especialmente de cuestiones pastorales. 4) Las cartas a los Tesalonicenses forman grupo aparte al comienzo de la labor misionera epistolar de Pablo, y las escribió en Corinto durante el segundo viaje misional (Hch 15,36-18,22) que se realizó entre el año 50 y 53.

Las cartas pastorales de san Pablo ayudaron no sólo a aquellos pueblos que habían sido evangelizados en aquel momento, sino que aún hoy en día, sigue siendo un Apóstol y maestro del Evangelio, ya que su doctrina condensada en sus cartas comprende una riqueza inestimable para la vida de la Iglesia, de cada cristiano y de todo hombre que busca sinceramente la verdad en Cristo. Valorar la importancia que ha significado la vida y las cartas de san Pablo en la Iglesia, nos tiene que impulsar a redescubrir nuevamente su vital importancia para la Iglesia de hoy y de cómo tenemos que anunciar el evangelio de Cristo que sigue abriéndose camino en los nuevos areópagos de la vida social y cultural de nuestros pueblos y de los corazones de los hombres del siglo XXI.

Carlos Xinico Chuc

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