Ganadores del Concurso de Escritura “Artículos”

Queridos lectores, queremos contarles que tras una convocatoria que realizamos hace ya unos meses, con el objetivo de premiar el mejor artículo escrito y publicado en nuestro Semetabaj, el pasado domingo 6 de septiembre tuvimos a bien presentar a los ganadores de dicho concurso. Hemos de agradecer a todos nuestros escritores ya que pusieron todo su esfuerzo para dejar plasmados sus escritos en nuestro querido periódico.

Sin duda para el P. Eleobardo Tuyuc, Luis Ortiz y Bartolo Chavajay, quienes encargaron de la elección de los trabajos presentados, no fue nada fácil elegir a los ganadores.

Los Artículos ganadores son: el Primer Lugar corresponde a “Del Fusil a la Cruz”, escrito por Santiago Saquic, seminarista de Cuarto de Teología; el Segundo Lugar corresponde a “La Obediencia Ordenada al Bien” escrito por Edgar Yovani Loch Ajsac, seminarista de tercero de teología. Felicidades para los ganadores.

Por otro lado, queridos lectores, queremos pedirles disculpas por haber dejado por un tiempo los trabajos que realizamos para la edición de este periódico.

Equipo del Semetabaj

Eufemio Hermógenes López Coarchita, Martir de Guatemala

Semetabaj No. 393

Agosto 2009

Así fue el Padre Hermógenes

El padre Hermógenes fue un hombre de fe, que luchó por la libertad, la verdad y dignidad de sus feligreses; fue aquel pastor que, a ejemplo de Nuestro Señor Jesucristo, defendió a sus ovejas ante las ambiciones de algunos que querían dañarlas; sin duda fue testigo de pobreza, no solo material, sino también espiritual, vió las necesidades reales y abrió su corazón a Dios; se entregó de lleno al prójimo; luchó hasta dar su vida derramando su sangre. El padre Hermógenes murió asesinado, por aquellos que no quieren el bien de la humanidad.


El Padre Eufemio Hermógenes López Coarchita nació el 16 de mayo de 1,928, en Ciudad Vieja, Antigua Guatemala. Hijo de Ángel López Hernández y de Victoria Coarchita Santa Cruz.


Realizó sus estudios de primero a cuarto grado, en Ciudad Vieja. De quinto a sexto grado en el colegio “La Enseñanza”. Al terminar primaria ingresó al Seminario Conciliar de la Arquidiócesis. Cuando terminó sus estudios en latín y filosofía en Guatemala, pasó a cursar los estudios de Teología en el Seminario de San José de la Montaña, en El Salvador. Recibió el orden sacerdotal de manos de Monseñor Rossell y Arellano, en la santa Iglesia Catedral de Guatemala el 7 de noviembre de 1,954. Inmediatamente después lo nombraron director espiritual del Seminario conciliar de la Arquidiócesis.

Entre los cargos de vida parroquial que desempeñó en sus primeros años de sacerdocio, podemos mencionar: la Capellanía de la Iglesia Nuestra Señora de Fátima, en la zona 2 de la capital. Fue párroco de Dueñas, de la Florida de la zona 19. Por otro lado, en el pre-seminario de Santiago, desempeñó los cargos de profesor y director espiritual. Y finalmente, en 1,966, fue nombrado párroco de San José Pinula, regando con sus sudores y su generosa sangre a toda esa comunidad parroquial.


Al entregarse a Dios, necesariamente se entregaba al hombre que sufre, al pobre, al oprimido, al despojado, al marginado. Su espiritualidad era sencillamente vivir de Dios, vivirlo en el servicio al prójimo, y dar su vida por las ovejas. Para el Padre Hermógenes no podía haber tregua ni descanso mientras no hubiera justicia, mientras no hubiera paz, en aquella porción de la Iglesia encomendada a sus cuidados de pastor. En todas las comunidades de San José Pinula resuena el nombre del Padre Hermógenes y su recuerdo vive en la mente y en el corazón de muchos que lo conocieron en vida –su ternura, su amor, su desprendimiento, su abnegación, su entrega-.


Era tan cristianamente desprendido que se negaba a cobrar sus honorarios por sus servicios religiosos, “no se preocupe” sería una de sus frases más comunes. Escenas frecuentes eran estas: en una misa de funerales, al final, después de haberse recogido la colecta tomaba el padre la canastilla con el dinero y lo depositaba en las manos de los familiares del difunto diciéndoles: “para los gastos que faltan”.


El peregrinar del padre Hermógenes por esta tierra fue muy corto. El 30 de junio de 1978, a las nueve y media de la mañana, en su pick-up de trabajo pastoral, regresaba el padre, camino a la aldea San Luis, ya que habían solicitado sus servicios para la atención de un enfermo, servicio al que jamás se negó, sea la hora que fuera, de día o de noche. Cerca de ese lugar lo estaban esperando para cometer un terrible crimen. El padre recibió varios tiros de escopeta, coronado con el “tiro de gracias” en la frente, el padre Hermógenes murió instantáneamente. Le quitaron la vida, pero definitivamente el sigue vivo con su ejemplo, su recuerdo y su palabra, que es la misma Palabra de Dios.


Carlos Encarnación Xamínez Yac

Experiencia Pastoral en San José Pinula

El pasado 27 de junio, tuvimos la gran oportunidad de tener una bonita experiencia en San José Pínula, tierra del recordado Padre Hermógenes. Estos cuatro días de pastoral fueron de gran importancia para nosotros por que, pudimos experimentar y vivir con la gente muy sencilla, de esa localidad.

Esta pequeña pastoral lo realizamos junto con los alumnos de segundo de teología, que en realidad nos fue bien compartir con ellos que no son del mismo curso. Esto nos puede servir de mucha importante porque, uno se da cuenta de muchas cosas de que aprender del otro compañero ante el buen ejemplo que nos impulsa a que las cosas se puedan realizar bien, para que después se puedan ver los frutos tanto material como espiritual.

Antes de partir a San José Pínula, estábamos tan ilusionado, por llevar a cabo la pastoral, por que no era simplemente el hecho de salir de nuestras actividades cotidianas sino más bien, era de ir a conocer el testimonio de un hombre que supo entregar su vida a Dios totalmente y al servicio del prójimo y ante todo por dar su vida por el bien de los demás y que fue un hombre quien dejó huellas en dicho municipio y ante todo quiso dejarnos un gran regalo para nuestra Guatemala. También era un momento para ir a conocer otros ambientes distintos a la nuestra, tanto en lo material y en lo espiritual, por el cual el viaje, no se nos hizo complejo, por que durante el camino íbamos bromeando, contando chistes y cantando y, cuando nos dimos cuenta ya íbamos a llegar a San José Pínula a eso de la una de tarde, con un exagerado calor que hacía en ese lugar; pero lo curioso es que todos manifestaban en el rostro un espíritu alegre.

Al llegar a San José Pínula, el padre Carlos Pirir, junto a otras personas nos esperaban con gran ilusión, e inmediatamente cuando bajamos del bus se acercaron hacía nosotros y lo primero que hicieron es tomarnos una fotos y videos seguidamente nos dieron la bienvenida, t en ese mismo momento nos invitaron a un delicioso almuerzo; mientras comíamos el Padre Carlos, nos dio la respectivas indicaciones y recomendaciones de lo que íbamos a realizar en las comunidades y después del suculento almuerzo, los catequistas ya nos estaban esperando para llevarnos a las comunidades a donde cada uno estaba destinado.

Como en esas comunidades no había tanto accesos de buses nos fuimos en un camión donde las personas de esas comunidades. Al llegar a las aldeas, fue para muchos impresionante, porque el ambiente natural en que vivía la gente, era muy diferente a nuestra cultura.

Esta experiencia en primer lugar lo debemos a Dios, y en segundo lugar a Monseñor Gonzalo por darnos la oportunidad de conocer otro tipo de ambiente. Por tanto, la gente de esas comunidades tuvieron al Padre Hermógenes como un verdadero pastor, que supo orientar a la gente a través de la oración y del servicio incansable que realizó para bien de la iglesia .AL terminar la pastoral no dimos cuenta de que las familias de San José Pínula, son personas alegres y lo que buscan es estar siempre felices, no por medio de la riqueza material, sino más bien por seguir el ejemplo del Padre que les dejó una enseñanza de riqueza espiritual, que sin duda alguna son frutos del Él, de manera que lo recuerdan y tratan de vivir de acuerdo a su enseñanza según la imitación de Cristo.

Encarnación Bac Balan

Caminata en Honor al Padre Hermógenes


Desde hace veinte años, por iniciativa de nuestro actual Obispo Mons. Gonzalo, se han llevado a cabo ininterrumpidamente caminatas en honor del muy recordado padre Hermógenes. Cada una de las aldeas de San José Pinula salen desde muy de mañana rumbo al lugar donde se lleva acabo la misa de aniversario de la muerte del padre Hermógenes.

Este años como en los anteriores la caminata empezó desde las comunidades. A mi me tocó junto con otro compañero (Encarnación) la oportunidad de acompañar el recorrido de la aldea de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. La aldea del Socorro es la más lejana del municipio de San José Pinula, tiene aproximadamente 35 Km. De distancia. Salimos a eso de la una de la mañana para reunirnos con las demás aldeas de San José Pinula, en la aldea más céntrica llamada el Naranjo.

Antes de comenzar a caminar se quemaron dos bombas, la primera fue a la 1:00 y la otra fue a la 1:05, esto fue para salir ya cuando estábamos todos reunidos, entre ellos jóvenes, niños y adultos, en total fuimos aproximadamente 25 personas.

Durante el recorrido, la mayoría nos dispersamos, porque unos caminaron más rápido y otros más lentos. También durante el camino, fuimos alcanzando a otras personas de otras aldeas, que manifestaba gritos de júbilo y cantos de alabanza. Las personas que se quedaron atrás solo escuchaban el bullicio, sin embargo manifestaban esperanzas de poder llegar al lugar que se tenía previsto. Lo mismo sucedió con las otras comunidades, según comentaban otras personas sobre el recorrido. Lo que nos diferenció con las otras comunidades fue el horario de salida, porque no todos salimos a la misma hora, por el hecho de estar algunos más lejanos y otros más cercanos.

Por lo que se refiere a la llegada, el Padre Carlos ya había acordado con las comunidades que tenían que reunirse en el Naranjo a las 4:00 de la mañana. Algunos llegaron antes de la 4:00, otros se tardaron un poco en llegar, incluso hasta las 4:45. Mientras íbamos llegando nos recibían con cantos de animación, café y un delicioso pan. Estuvimos hasta las 5:00, hora de volver a retomar nuestro camino hacia el estadio municipal de San José Pinula. Lo que nos hacia falta por recorrer fueron aproximadamente 12 Km.

Para la caminata el párroco había mandado encargar que se hiciera una cruz alta por comunidad, en la que iba colocada la foto del padre Hermógenes, como símbolo de su martirio. Al salir del Naranjo las cruces se unieron e iban presidiendo la procesión. En el recorrido fuimos rezando, haciendo porras y dinámicas. Durante esta segunda parte de nuestro recorrido, en algunos de nosotros ya se manifestaba el cansancio, quizá porque las maletas eran muy pesadas o quizás porque no estábamos acostumbrados a caminar una distancia muy larga. Pero al fin llegamos al estadio, en donde nos estaban esperando otras comunidades rurales y urbanas más cercanas a San José, dándonos la bienvenida con una suculenta refacción.


Pedro Alonzo Montesino

Sobre la Homilía del Cardenal Quezada Toruño, en el Aniversario del Asesinato del Padre Hermógenes López


En el trigésimo primer aniversario de la muerte del Padre Hermógenes López Coarchita, la Iglesia de Guatemala, en agradecimiento al pueblo de San José Pinula ha celebrado la Santa Eucaristía en honor a la muerte del recordado Padre Hermógenes.


La celebración de la Eucaristía fue precedida por el Cardenal Rodolfo Quezada Toruño, y en la Liturgia de la palabra, el Cardenal, dio paso a su homilia: “Fraternalmente unidos recordamos este día al inolvidable siervo de Dios, Hermógenes López Coarchita, párroco de San José Pinula, cobardemente asesinado hace ya 31 años por defender los derechos de su gente con la verdad y con el evangelio en sus manos sacerdotales”.


En el desarrollo de su homilía, el Cardenal, resaltó la entrega del Padre Hermógenes. El Padre Hermógenes pertenece a esos numerosos sacerdotes, religiosos y laicos que a lo largo de la historia, por su amor a Dios y por su compromiso con los hombres, sobre todo con los más pobres, han donado generosamente su propia vida.

El cardenal, recordando el inicio del año sacerdotal hizo hincapié en la figura del Padre Hermógenes, recordándonos que en él descubrimos a un Sacerdote santo que entregó su vida a Dios y al bienestar de las personas que la Divina Providencia puso bajo su cayado. Es por ello que él permanece vivo entre los vecinos de San José Pinula, pues fueron ellos quienes se enriquecieron principalmente con su palabra, con su vida, y con sus obras.


Esto nos remite a pensar que él fue un pastor humilde, piadoso, sencillo, pobre, fraterno con sus hermanos sacerdotes. Esas virtudes nos revelan su espíritu de oración, su formación permanente, su amor por las Sagradas Escrituras, la alegría en la preparación de los niños para su primera comunión, a la catequesis de los jóvenes a la confirmación, la preparación cuidadosa y valiente de sus homilías, su madura obediencia a los superiores, y a sí mismo, impresiona su visita afectuosa y constante a los enfermos. El cardenal Rodolfo Quezada después de haber resaltado el diario apostólico del Padre Hermógenes, invitó a todos los sacerdotes a imitar el ejemplo vivo de este gran Sacerdote, ya que la vida pastoral de cada uno de los sacerdotes debe ser, de alegría, de entusiasmo y de una entrega total, por amor a nuestro Señor Jesucristo y por el bien de nuestra Iglesia al servicio del prójimo.


Policarpio Atz.

Una Vida que Deja Huella (Anécdotas sobre la vida del Padre Hermógenes)



Tuve la gran oportunidad de estar durante tres días en una de las aldeas de San José Pinula, llamada Río Frio, en donde pude compartir con personas muy especiales. Gente que tiene una fe muy grande, ya que viven con el ejemplo incomparable de aquél a quien ellos mismos llaman con el titulo de “santo”: el padre Hermógenes. Durante estos pocos días (tres) me encontré con personas que conocieron a este gran sacerdote, y quisieron compartir conmigo algunas anécdotas sobre él.

Lo primero que me hace reflexionar cada una de estas anécdotas es que el padre Hermógenes se distinguió por su cercanía y gran amor por las almas. Esto lo atestigua el hecho de que su propia vida ha dejado huella profunda en los corazones de todos aquellos que viven en San José Pinula.

Lo primero que contaré es un hecho que va de boca en boca de la gente, y es precisamente que cuando el Padre Hermógenes visitaba las aldeas, siempre regalaba dulces a los niños, adultos y a cualquiera que encontraba por el camino; pero lo misterioso es que, como me dicen muchas personas: “no entiendo como es que nunca se le terminaban los dulces”. Será que, ¿no era indicio ya de su santidad?, puesto que muchas de las personas cada vez que contaban esto concluían diciendo: “el padre es un santo”.

También cuentan que cada vez que él asistía a celebrar la Misa a esta comunidad, cuando ya le era imposible seguir su camino en su carro, los miembros de la aldea se peleaban por ir a traerlo a caballo, como me lo contó otra de esas personas, sin embargo el padre conocía bien a esta persona porque casi siempre él se le adelantaba a los demás y lo iba a traer. Decía esta persona: “muchas veces lo encontré y ya venia de camino y yo le decía: Padre, me hubiera esperado”, pero él me contestaba: “pidiéndole a Dios venia para encontrarte más allá y así poder hacer más sacrificio”.

Un señor de avanzada edad me contaba muy emocionado: “una vez vino el padre a mi casa y le dije: ¡padre, aquí tengo frutas para que las lleve!, le di como tres tipos de frutas. Él, muy contento, tomó una bolsa que llevaba y la llenó, pero al llegar a la Iglesia se las repartió a todos los niños que ahí estaban”. Con esto la gente miraba la generosidad que tenia el padre con los niños y con todos sin importarle quedarse sin nada.

Me decía una señora: “en una ocasión vi al padre llegar a la aldea con sus zapatos en sus hombros, y con su pantalón doblado hasta las rodillas y con sus pies llenos de lodo, esto me impacto mucho”. Con esto podemos ver que el Padre tenía celo por las almas, no le importaba si llovía o no, si tenía que caminar mucho o no. Lo que le importaba a él era atender al pueblo de Dios.

Tuve la oportunidad de visitar muchas familias de la aldea, y en esta ocasión me encontré con una señora que me contó que, cuando el padre visitaba su casa se sentían muy a gustos, especialmente por la confianza que mostraba a cada uno de los miembros de la familia. Ella me comentaba que cuando la encontraba junto al fogón torteando le pedía una de las tortillitas que aún se terminaban de cocer en el comal, la agarraba muy contento y se la comía con un poquito de sal.

Y así como estas hay muchas más anécdotas que contar, pero me las reservo. Al final solo puedo afirmar que en aquella gente de San José le tienen un gran amor y respeto al sacerdocio, y que la vida del padre Hermógenes es realmente un gran aliciente para todo aquel que quiera seguir el camino del sacerdocio, ya que el sacerdocio es “servicio y celo por las almas”, y el padre Hermógenes tenía ambos; para mi el padre Hermógenes es un gran ejemplo de sacerdote.


José Benedicto