En memoria de "don Fausto"



A punto de celebrar la Pascua del Señor, el pasado martes santo 07 de abril, fue llamado a la presencia de la Trinidad Beatísima nuestro gran amigo Fausto Daniel Iboy, quien desde hacía ya muchos años trabajaba en nuestro Seminario. “Don Fausto” como le llamábamos, pertenecía ya a esta familia. Le recordamos como una persona muy cercana, de un buen humor, siempre sorprendiendo a cualquiera con alguna de sus bromas espontáneas, dispuesto a servir cuando se lo pedían, siempre trabajando para que nuestra casa estuviera en buen estado, viajando de un lado para otro con tal de que tuviéramos, no sólo comida a tiempo, sino también cosas que nos servían en la formación.

Don Fausto ha dejado una gran huella en nuestro Seminario. Tenemos mucho qué agradecerle, no sólo nosotros, que nos tocó vivir su partida, sino todos los que han pasado por este Seminario y hoy ejercen su ministerio en la Diócesis y fuera de ella. Dicen que nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Don Fausto era un testigo ocular de la vida de este Seminario. Cuando lo fundaron, en 1982, él ya trabajaba con Mons. Angélico Melotto en la Casa de Cursillos, Panajachel. Allí se estableció la primera sede de este Seminario y empezó el contacto de Fausto con él. Luego, al pasarse a San Andrés Semetabaj, don Fausto quedó trabajando con Mons. Fuentes, convirtiéndose en testigo de su trabajo esmerado por nuestro Seminario. Si alguien conocía la historia completa de nuestra institución, era don Fausto. A la muerte de Mons. Fuentes, pasó a trabajar directamente en el Seminario. Desde entonces se dedicó a él día a día, hasta que una enfermedad le obligó a alejarse, enfermedad que le llevaría hasta la muerte.

Para muchos la palabra “muerte” es sinónimo de fin, tristeza, desesperación. Incluso hasta evitan mencionarla porque les produce angustia. Para nosotros, los cristianos, después de la muerte y resurrección de Jesús, la muerte ha adquirido un nuevo matiz: la consideramos como el momento de nacer a una nueva vida, a la verdadera vida que Jesús nos ha conseguido. No es el final del camino, sino tan sólo la puerta para empezar a vivir. San Pablo en sus cartas nos recuerda que Cristo ha vencido la muerte y puesto que hemos sido incorporados a Él por el bautismo, compartimos su misma vida, morimos junto con Él y resucitamos, con Él, a una vida eterna. Nuestro ser corruptible se ha de revestir de incorruptibilidad e inmortalidad. Los que mueren en Cristo vivirán con Él. Ciertamente la muerte de don Fausto nos ha desconcertado, nos ha dejado atónitos, pero nos consuela el hecho de que para los que creen en Dios la vida no se acaba con la muerte sino que se transforma, aunque nos entristece la muerte nos alegra la esperanza de una futura inmortalidad.

Creemos con fe firme que el bueno de don Fausto vive para siempre junto a Dios y que desde allí nos ve y nos sonríe. Gracias por todo don Fausto, gracias por su servicio callado pero fecundo, gracias por habernos hecho la vida agradable, por habernos hecho reír cuando lo necesitábamos. Ahora, ya completada su vida terrenal, participe del gozo de su Señor en ese gran día sin ocaso, en la Jerusalén eterna hacia donde todos nos encaminamos y donde todos esperamos reencontrarnos. Mientras llega ese día, no aparte de su memoria, ante Dios, de los que quedamos en este valle de lágrimas.

¡Descanse en paz don Fausto!

Amílcar Guillén

2 comentarios:

  1. Que alegria me ha dado encontrar el Semetabaj "on line" pero con la pena de saber la noticia del fallecimiento de Don Fausto; siempre me dijeron que me aprecia a el, la verdad no tanto, aunque viendolo bien se parece mucho a un hermnao que mio. Pero bueno Don Fausto RIQUIESCAT IN PACE.
    Aprovecho para agradecerles la publicacion de noticias ahora si peudoe star informado, pues yo soy de esos considerados herejes, no se si me seguiran aceptando como su amigo; mientras tanto Bendiciones.
    Ay ay ay esa laguna, como ninguna.......
    ay ay ay esa neblina.......
    Hay Virgen del Camino madre celestial oye nuestros ruegos desde cualquier lugar dodne nos encontremos. Gracias hermano por despertar la nostalgia de lo que amamos.

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  2. felicitaciones a todos, que Dios los bendiga

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