Desde el ámbito de la sociología, la familia constituye el fundamento y la célula de la sociedad. Y por ello es una institución de gran importancia también dentro de la Iglesia. En palabras de Juan Pablo II, la familia es la fuente de donde dimanan las vocaciones, tanto a la vida consagrada como al sacerdocio.
En un sentido sobrenatural, la familia es más que un conjunto de personas que viven en una casa, bajo la autoridad de un jefe. La familia es o constituye el núcleo de la formación cristiana de los hijos, de manera que, como dijo Juan Pablo II, “la familia es la primera Iglesia domestica, pues de ella los hijos aprenden los primeros valores que posteriormente regirán su vida.”
Por ello viene como anillo al dedo el coro de la oración a las familias, que dice: la familia comience sabiendo por qué y donde va, y que el hombre retrate la gracia de ser el papá. La mujer sea cielo, ternura, afecto y calor, y los hijos conozcan la fuerza que tiene el amor. Y junto a ello cabe elevar la suplica: bendecid oh Señor las familias, amén. Bendecid oh Señor la mía también.
Al ser la familia un elemento importante en la formación de los futuros sacerdotes y la fuente de donde surgen, nuestro Seminario anualmente ha dedicado un momento para compartir con ella. Esta vez fue el pasado domingo 05 de julio. Cada grado preparó un punto para presentarlo en el acto cultural que tuvimos, luego de una sencilla recepción, en el salón de actos. En esta oportunidad contamos con la presencia de Mons. Gonzalo quien dirigió un emotivo mensaje a nuestras familias. Finalizado el acto, tuvimos la celebración de la Eucaristía, centro de este encuentro. Terminada la Misa pasamos al comedor para compartir todos juntos un almuerzo ofrecido por el Seminario. La celebración concluyó con una piñata y con las palabras del rector, p. Julio.
Alexander Guantá
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