Del 16 al 18 de junio tuvo lugar en nuestro seminario la II Asamblea Diocesana de Pastoral que congregó a los sacerdotes, diáconos, religiosos y laicos de la Diócesis para reflexionar sobre los retos y esperanzas de esta Iglesia particular, con vista a la elaboración de un plan diocesano de pastoral que pueda abarcar todos los aspectos, y llegar así a todos los ambiente para dar una respuesta iluminadora a los interrogantes y problemas de la vida de las parroquias y de los fieles.
Esta actividad se realizó durante tres días en los que, con el impulso y la guía del Obispo, se discutieron diversos temas y se aportaron diversas iniciativas a favor de una pastoral más integral y actualizada. Fueron días muy fecundos en reflexión, donde hemos podido palpar de manera más concreta la comunión eclesial y el espíritu fraterno que debe caracterizar a los discípulos de Cristo. Muchos laicos manifestaron su alegría por compartir con sacerdotes y religiosas, pero sobre todo, por poder colaborar desde su experiencia de vida cristiana a una evangelización en la que el anuncio del Evangelio sea en verdad una fuerza renovadora capaz de atraer a los alejados a la comunión con Cristo dentro de la Iglesia Católica.
Fueron días de trabajo intenso, especialmente para los seminaristas de tercero y cuarto de teología, quienes además de escuchar las ponencias y discutir los temas en los grupos de trabajo, eran los encargados de que las cosas estuvieran limpias y ordenadas y que en el comedor todos pudieran reponer fuerzas para seguir trabajando. A todos ellos les agradecemos por su trabajo y desvelo.
Los expositores fueron, además del Obispo, el padre Luís Enrique Ortiz Porras, el padre Jorge Mario Ávila Chay, el padre Julio Dionisio Sosa, el padre Víctor Leonel Ordóñez y el padre Juan Pablo Poz. Todos ellos nos mostraron una panorámica vareada de luces y sombras que existen en el proceso evangelizador y que es necesario conocer para buscar juntos, bajo la luz del Magisterio, las soluciones más adecuadas. Entre los retos que tanto los expositores como los grupos de trabajo resaltaron se encuentra el creciente protestantismo, indiferentismo, ateísmo y el grave cisma que existe en la Diócesis. Entre las cosas positivas y de gran esperanza se señalaron el creciente número de vocaciones sacerdotales, el trabajo de los sacerdotes, religiosos y laicos en las parroquias, y la erección de nuevas parroquias en estos últimos años. Entre las deficiencias se hizo notar que falta una mayor comunión y cooperación entre los párrocos y los distintos grupos y movimiento que trabajan en las parroquias, así mismo se señaló cierto autoritarismo por parte de algunos sacerdotes que en su administración quitan, ponen o cambian elementos de mucho significado para la vida de los fieles, sin brindar una razón convincente de su actuar. Estos elementos arriba mencionados nos permiten ver cuál ha sido el ambiente en que se desarrolló la Asamblea, sin embargo, hay que decir, para no faltar a la verdad, que las cosas se han dicho con franqueza pero sin faltar a la caridad y que todo ha contribuido para que tanto sacerdotes como fieles laicos vayan siendo cada vez más consientes del protagonismo que a todos compete en la misión de la Iglesia y en el mandato de Cristo de hacer discípulos de todos los pueblos.
La Asamblea concluyó con la visita del Nuncio Apostólico Mons. Paul Richard Gallagher quien también venía para inaugurar en la Diócesis el año sacerdotal y para hacernos cercana la presencia y la bendición del Santo Padre.
Rigoberto Jichá
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