Estos simposios se han venido realizando desde hace diez años, por medio de la experiencia y formación de ponentes, unas veces internacionales y otras nacionales, que, aceptando dicha invitación, han vendido a compartir diferentes temas de gran valor e importancia para la vida humana. El único propósito de este proyecto es enriquecer los conocimientos intelectuales, espirituales, pastorales y educativos de los participantes. En esta ocasión participaron, como asamblea: sacerdotes, diáconos, una religiosa, seminaristas mayores, y los seminaristas menores de Quinto Bachillerato.
El Simposio de este año fue inaugurado por el Obispo de la Diócesis, Mons. Gonzalo de Villa, quien invocó al Espíritu Santo, origen de toda sabiduría, para que nos asistiera a lo largo de los días, tanto a ponentes como a oyentes.
Al elegir como tema la Doctrina Social de la Iglesia como medio de evangelización en América, el único objetivo perseguido fue fomentar el intercambio interdiscipular que ayude a esclarecer algunos temas claves de Doctrina Social, siguiendo las directrices del Compendio que lleva su nombre; Iluminar, desde la Doctrina Social de la Iglesia, los diferentes ámbitos y realidades de la humanidad, especialmente de la sociedad guatemalteca.
En cuando a la forma de trabajo, cada día se desarrollaron dos ponencias con sus respectivos talleres. Una ponencia matinal y otra vespertina, en la cual tanto, ponentes como interlocutores expresaron su punto de vista en el tema que se trataba. Este año se enriquecieron las ponencias con la aportación de los participantes de acuerdo con los resultados obtenidos en los diferentes talleres realizados por grupos, los cuales fueron once en total.
Pasando a las Conferencias, cada expositor desarrolló amplia y lo mas esquemáticamente posible el tema que se le había asignado. La primera ponencia estuvo a cargo de Mons. Gonzalo de Villa, quien explicó la Historia de la Doctrina Social de la Iglesia, resaltando sobre todo las exigencias éticas de la vida en la sociedad, y haciendo referencia también el escaso conocimiento que de ella tienen los laicos. La segunda ponencia fue impartida por el P. Manuel Riego sobre la necesidad de la Paz en el ámbito social, quedando como centro de su exposición la frase “La Paz no es simple ausencia de guerra, sino la realización de todas las aspiraciones del corazón humano”. Esta ponencia tuvo fundamento en la encíclica “Pacen in Terris” del Papa Juan XXIII. La tercera ponencia, también a cargo del P. Manuel, como continuación de la anterior, tuvo por título “Justicia y bien común, pilares de la Doctrina Social de la Iglesia”, de esta se concluyo que la justicia y la paz se complementan. Por ello decía: “uno de los deseos del corazón humano es la paz” y, “Todo hombre tiene anhelo de Paz y ésta sólo se puede ir construyendo, teniendo claros los principios y bases que pueden hacerla posible”. La cuarta ponencia la impartió el P. Luis Ortiz, desarrollando el tema “los principios de la Doctrina Social de la Iglesia”, introduciendo el tema con una alusión al texto paulino: “para ser libres nos ha liberado Cristo”. En su exposición resaltó la dignidad de la persona humana. La última ponencia estuvo a cargo del P. Víctor Ordoñez, quien habló sobre la Doctrina Social y la acción Pastoral. Como conclusión del simposio, el rector, P. Julio Cesar Fernández, y Mons. Gonzalo expusieron y presentaron brevemente la nueva encíclica del Papa Benedicto XVI: “Caritas in Veritate”, al mismo tiempo que insistieron su lectura, estudio y oración, pues su contenido supone un reto para el sacerdote contemporáneo.
Las palabras conclusivas estuvieron a cargo de Mons. Gonzalo de Villa quien, con una oración, suplicó por los frutos del simposio y la fidelidad de los sacerdotes. Así, el decimo Simposio entro al conjunto de los estudios teológicos de nuestro seminario.
Enriquecidos con tres días de arduo trabajo intelectual, corresponde ahora a cada uno de nosotros el cumplimiento de lo aprendido, y procurar una seria formación que nos capacite a ser verdaderos maestros y guías de las personas del mundo contemporáneo en que vivimos.
Julio Pérez Martínez
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